Dicen que las cosas buenas llevan tiempo, y no hay mejor ejemplo que un buen vino. Desde la viña hasta la bodega, cada botella es una obra maestra creada con paciencia y dedicación. Del mismo modo, los buenos amigos se valoran y preservan a lo largo del tiempo. Son esas personas especiales que, con cada año que pasa, se vuelven más valiosas y queridas. Con ellos compartimos risas, momentos inolvidables y, por supuesto, una copa de vino. Es con este mismo espíritu que Raúl Pérez, uno de los enólogos más destacados del vino español contemporáneo, ha creado su proyecto en las altas colinas de las montañas de Gredos, en Ávila, bajo el nombre Amigos del Tiempo. Una iniciativa que busca mostrar el brillo, la frescura y la profundidad de la garnacha centenaria y que da como resultado pequeñas producciones que perduran en el tiempo.
Es así como nos presenta Amigos del Tiempo Piedra Cachada. Un vino tinto procedente de las 10 hectáreas de viñedo que se encuentran en un enclave privilegiado de Gredos, en el municipio de Navahondilla. Cepas centenarias situadas en una ladera de suelos arenosos y franco-arenosos, salpicada por imponentes rocas desprendida de granito (de ahí el nombre del vino) a más de 1100 metros de altitud. La gestión del viñedo se lleva a cabo mediante la aplicación de técnicas de viticultura ecológica y biodinámica y todas las tareas en el campo son realizadas de forma manual, siguiendo la tradición ancestral. La vendimia se realiza de manera meticulosa y la fermentación tiene lugar en depósitos de roble francés durante aproximadamente dos semanas. Después, el vino cría en fudres de 1000 litros y barricas de roble francés durante 12 meses.
Con vides antiguas que encapsulan la esencia del tiempo y la tradición, Amigos del Tiempo Piedra Cachada celebra la paciencia, la dedicación y el valor de las relaciones duraderas. Una garnacha pura, fluida y compleja que enriquece tanto como una gran amistad.