Vista: A primera vista, presenta un color entre cereza pálido y medio, debido a sus pieles finas. El Pinot Noir posee un perfil aromático único. Tiene una compleja gama de sabores, desde cereza madura y frambuesa hasta matices intrigantes de suelo de bosque, hojas de té y, a veces, incluso clavo.
Olfato: En nariz es una sinfonía de frutos rojos, destacando la fresa. Sin embargo,también revela matices terrosos, especiados y, al envejecer en barrica, suaves notas de vainilla y humo. Con el paso del tiempo, se pueden percibir notas de champiñones y cuero.
Gusto: En boca , el Pinot Noir suele ser de cuerpo ligero a medio, con taninos más suaves (gracias a sus hollejos más finos) y una acidez alta, lo que lo convierte en un vino
elegante y sutil. Su graduación alcohólica es de 13,5%, lo que contribuye a su textura sedosa y elegante.
Maridaje: El Pinot Noir es un vino increíblemente versátil para maridar con comida. Su equilibrio entre ligereza y complejidad lo hace ideal para acompañar desde platos
delicados como el salmón hasta carnes más contundentes como el pato. En situaciones complicadas cuando los comensales piden platos principales muy diferentes en un restaurante, el Pinot Noir suele ser una elección ganadora:
¡todos quedarán encantados!
El pato es un clásico que marida a la perfección con el Pinot Noir. La acidez del vino contrasta maravillosamente con los sabores grasos y de caza del pato. Si el
pato se prepara con especias, esto realzará aún más los sutiles matices del Pinot Noir.
Además, cualquier plato terroso y graso que incluya champiñones potenciará el
carácter frutal del vino. Estos platos son especialmente deliciosos cuando se acompañan con un Pinot Noir. La combinación es una verdadera delicia para los sentidos.